sábado, julio 9

Hasta pronto, Don Facundo o Murió Cabral.




"Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida."

Después de los extensos minutos de incredulidad ante la noticia, fue lo primero que se me vino a la mente. Esa frase de Facundo Cabral, quien fue asesinado en Guatemala.

Y pensaba en los millones de personas llorando este trágico hecho que es su partida, dolorosa no solo por la pérdida sino también por el modo.

La pérdida, porque se pierde un trovador, un cantautor, un escritor pero sobre todo se pierde un padre, un amigo, un hermano. Alguien que nos enseñaba y nos aconsejaba, aún sin conocernos. 

Escuchándolo tantas veces hablar, además de cantar, no creo que haya sido coincidencia que nos haya dejado así. Seguramente fue la manera elegida por ese ser que el tanto predicó y al cual siempre agradeció cada hecho vivido.
Seguramente, le agredecerá este también.

Porque de este modo su muerte adquirió un impacto y nos deja un mensaje mucho más profundo que si hubiese sucedido de otra manera. Por si hiciera falta más detalles, el mismo día que Argentina celebra el 195° aniversario de su Independencia.

Porque deja a las claras que lo que tanto ha predicado, sucedió y sucede. Y seguirá sucediendo hasta que nosotros, los seres humanos, lo permitamos.

Que "los grandes al mundo le hacen mucho mal", aunque "siempre se puede empezar de nuevo". Que "todos tenemos una conciencia pero pocos la escuchamos". Así como supo siempre que "lo más caro es la existencia", que "lo importante no es el precio, sino el valor de las cosas".

Y algo que nunca aprendieron quienes lo mataron, por el motivo que sea: "si los malos supieran lo buen negocio que es ser bueno, serían buenos aunque sólo fuera por negocio".

Como tantas veces lo dijo, el mundo era su casa por tanto no murió donde tenía que morir. "Dios decidió que seamos turistas hasta el final", repetía.

Y teniendo en cuenta que "el amor nunca se muere, solo cambia de lugar", habrá que ver donde depositamos el nuestro ahora, que él ya no está. 
Una bomba -o 25 balazos- hace más ruido que una caricia -o millones de lágrimas-, no caben dudas.

La mejor manera de recordarlo, es escuchándolo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario